¿Cómo afectaría a nuestra región un eventual Terremoto en el norte del país?

Ante el escenario de un eventual terremoto en la zona norte del país, los habitantes de las costas del Biobío podrían recibir una primera ola de tsunami, luego de tres horas de ocurrido el terremoto en el norte, y una segunda ola, luego de cinco horas de ocurrido el evento. Dependiendo de la magnitud del terremoto, la altura de la ola podría variar entre 1,5 a 5 metros, todo esto según científicos del Departamento de Geofísica de la Universidad de Concepción (UDEC) y  del Departamento de Ingeniería Civil, de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), quienes analizaron los posibles efectos de un terremoto en el norte, sobre la Bahía penquista.

Sismo Gran parte de nuestra población puede decir que ha vivido al menos un terremoto (el del 27F), en efecto, habrá varios otros chilenos que recordarán aún más: el terremoto ocurrido en 1960, conocido como el de Valdivia; el de Algarrobo de 1985, e incluso el de Chillán de 1939. Esto se debe a que nuestro país posee una larga historia de sismicidad asociada. En este contexto, como habitantes de la región del Biobío no hemos estado exentos de estos impredecibles fenómenos naturales, ya que en varias ocasiones hemos tenido que afrontar catástrofes causadas por terremotos y tsunamis.

Uno de los tsunamis que nos afectó como región fue el ocurrido en  mayo de 1877, originado por un terremoto 8,6 grados Richter en Arica. En ese entonces, luego de ocurrido el terremoto en el norte, el tsunami llegó a la Bahía de Concepción entre 5 a 6 horas después,  donde se observaron olas en Talcahuano de 3 metros. Gracias a estos registros históricos, geofísicos de la UDEC e ingenieros de la UCSC, pudieron analizar y proyectar cómo nos afectaría un eventual terremoto en el norte del país, basándose en dichos datos y en un modelo numérico que arrojó como resultado olas que llegarían a las costas penquistas con similar comportamiento a lo registrado en 1877.

Los distintos escenarios

En el trabajo realizado por el Doctor Rafael Aranguiz (Depto. De Ingeniería Civil de la UCSC), y por el Dr. Arturo Belmonte (Depto.de Geofísica de la UDEC), se cuantificó mediante técnicas de modelación numérica, qué sucedería en la Bahía de Concepción si ocurriera un terremoto en la zona norte de Chile, considerando los datos observados en el terremoto de 1877, y tomando en cuenta las diferentes magnitudes que pudiera alcanzar el evento.

Para un terremoto de magnitud menor a 8.5 grados Richter, los científicos llegaron a la conclusión de que los niveles máximos del mar no superarían el metro y medio, lo cual no representa un peligro para las zonas urbanas. En el caso de un evento mayor, similar al terremoto del norte de 1877 de 8.6 grados, el nivel del mar no superaría los dos metros en Tomé, mientras que en Talcahuano podría llegar a los tres metros, como máximo. Sin embargo, el escenario sería muy desfavorable en el caso de un evento de 9 grados Richter, ya que el nivel del mar en Talcahuano alcanzaría los 5 metros y medio, lo cual pone en riesgo a habitantes de zonas inundables de la región.

Otro antecedente importante a considerar es que si esta máxima inundación coincidiera con la pleamar (marea alta), para el caso de un terremoto de 9 grados, el nivel de daño para la Bahía penquista sería  comparable con los efectos del evento de febrero de 2010.

Respecto al tiempo de llegada de las olas, se estima que independiente de la magnitud del evento, la primera ola podría arribar a la Bahía penquista tres horas y media después de ocurrido el terremoto en el norte, y la segunda ola (que suele ser la más destructiva, basado en observaciones de eventos pasados), debiera llegar 5 hrs. después del terremoto.

“En este momento, creemos que es relevante dar a conocer esta información, ya que como científicos y habitantes de la región del Biobío, nos preguntamos ¿qué sucedería si el terremoto del norte ocurriera en la madrugada, quién dará la alerta para evacuar en las distintas comunas de la región que se puedan ver afectadas? Creemos que la autoridad y la ciudadanía deben permaneces alertas, y con un plan de contingencia en sus hogares”, concluye Arturo Belmonte, geofísico que fue parte del estudio.